Elecciones de Santa Fe y el voto del campo
Las elecciones en Santa Fe de internas abiertas, simultaneas y obligatorias, demostró principalmente que se puede elegir los candidatos por un sistema electoral moderno y transparente que nos aleje del populista y clientelista tan arraigado en nuestros país. El sistema demostró que funciono, que es mejorable y con el voto electrónico será mucho más rápido informar los resultados de las consultas electorales. Demostró también que las internas abiertas es la única encuesta a tener en cuenta después de un nuevo fracaso de los encuestadores.
Dicha elección demostró también que ni la presidencia de la Nación ni el gobierno de la provincia tienen asegurada su continuidad, de no haber cambios de fondo en las políticas para el sector agropecuario y el interior. La ciudadanía vota actualmente por políticas moderadas implementadas por dirigentes previsibles y coherentes, como ocurre en todos los países del mundo.
Si analizamos los resultados del domingo, la dirigente que más apoyo recibió fue María Eugenia Bielsa con 303.908 votos que compitió para diputada provincial por FPV, superando por 33.409 al candidato a gobernador Agustín Rossi con 270.000. De haber sido elegida para disputar la gobernación, habría superado a todos los otros candidatos. El candidato por el Acuerdo Progresista Cívico y Social Antonio Bonfatti obtuvo 292.486 y Miguel Del Sel por PRO con 235.000 votos.
Siendo la provincia de Santa Fe especialmente agroindustrial, la dirigencia política debe analizar muy bien los resultados de esta elección interna, porque el reclamo del campo y del interior estuvo nuevamente presente como en marzo del 2008 por la resolución 125. La actual relación del campo con el gobierno nacional y los gobiernos provinciales mostro un voto castigo porque se sienten abandonados, a pesar de que las encuestas quieran demostrar todo lo contrario, ante mejoras económicas coyunturales.
A pesar del acuerdo del justicialismo en Santa Fe para derrotar al APCyS encabezado por el gobernador Hermes Binner, el intendente Omar Perotti hizo campaña sin apoyo del gobierno nacional y defendiendo los intereses provinciales del campo y de la PYME, sacando 203.387 votos y quedando a 70.000 votos de Agustín Rossi. Una cosa es unirse para derrotar al oficialismo y otra aceptar las políticas que tanto daño han hecho al interior. Si a estos votos se le agregan los 235.491 de Miguel del Sel por PRO, suman un caudal de 438.878 votos que están a la espera de un cambio en las políticas para el interior que depende de gran parte de la Nación.
Todos los países que progresaron y se desarrollaron, primero sus dirigentes eliminaron todas las barreras mentales que le impedían integrarse en forma definitiva y permanente al mundo desarrollado. Esta actitud debería ser asumida también por nuestra dirigencia agropecuaria que más que cualquier sector tiene que defender la idea de la libertad, la apertura al mundo, la defensa de la propiedad privada y la igualdad ante la ley con los otros sectores de la economía.
Hoy hay situaciones que no se discuten en el actual escenario internacional, como la globalización que vino para quedarse, hay que exportar a todos los mercados del mundo productos de mayor valor agregado y que el precio de los mismos los debe fijar el mercado. Que no se puede trabajar para exportar lo que uno quiere, sino lo que demandan los consumidores. Que ningún país es exportador de saldos, sino que respetan a sus compradores a pesar de tener que sacrificar el consumo interno. Que para lograr estos objetivos es indispensable tener políticas económicas macro, que sean compatibles con nuestros competidores para tener un país que sea competitivo y previsible.
Que la sustitución de importaciones en vez de promover la seguridad alimentaria se convierte en la mayor fábrica de pobres. Que para atender a los más pobres tiene que haber políticas diferenciales por parte del estado, sin perjudicar a los emprendedores para poder aumentar las producciones y las exportaciones.
Los países más grandes y con mayor población asumieron y definieron recientemente que los precios de los comodities tienen que ser fijados por los mercados para asegurar el aumento de producción para achicar el hambre en el mundo. Esta política la acaba de respaldar el gobierno nacional nuevamente en Buenos Aires en el G20 y en el Mercosur. Lo que necesitamos es que el gobierno nacional sea coherente con lo que defiende afuera y aplique las mismas políticas internamente para poder cambiar la relación con el sector agroindustrial. Hay que terminar con el doble discurso si queremos atraer las inversiones.
Por lo tanto, en el actual escenario interno y externo, los partidos políticos no deben perder muchos más tiempo en discutir que hay que hacer para sacar al país de la actual decadencia. Quienes quieren ser respaldados por el sector agropecuario, por todo el interior y la ciudadanía en general tienen que tener la capacidad de definir de cómo nos integramos al mundo y juntarse con todos los que tengan similares coincidencia sobre un proyecto en común, para poder atender mejor y más rápido todos los problemas estructurales y sociales que tiene nuestro país.
Esta es en definitiva la división que marcó la ciudadanía en las elecciones internas de Santa Fe: los que piensan que el actual “modelo” es sostenible en el tiempo y los otros que proponen cambios en la política para no agravar la situación de tantos argentinos, acompañando a candidatos moderados, que proponen políticas para integrarnos al mundo respaldadas por el pleno funcionamiento de las instituciones y la división de poderes.
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