Realidad economica argentina sin verso.

Con tecnología del Winco no puede haber salarios de iPod
Por Roberto Cachanosky | LA NACION



Uno de los grandes avances de la ciencia económica consistió en encontrar una definición correcta para la teoría del valor. Antiguamente se creía que el valor de las cosas era algo objetivo. Algunos pensaban que el valor de las cosas estaba dado por el trabajo incorporado, otros por la escasez, etc. Pero fueron Böhm-Bawerk y Carl Menger los que dieron en la tecla sobre este tema. Ambos contribuyeron a la teoría económica demostrando que el valor de las cosas, es subjetivo. Es decir, las cosas no tienen valor por sí mismas, sino que tienen valor para determinada persona en determinada circunstancia. El ejemplo más claro que puede darse al respecto es el del vaso con agua. Una persona perdida en el medio de desierto le otorgará más valor a un vaso con agua que esa misma persona cómodamente sentada en su hogar con agua corriente abundante.
El vaso con agua tiene un cierto valor para esa persona en determinada circunstancia y otro valor en otra circunstancia. Obviamente, al descubrirse que el valor de las cosas no es objetivo sino subjetivo se llega a la conclusión de que no todas las personas valoran los bienes de la misma manera. Por ejemplo, unas personas le otorgarán valor a un recital de Los Redonditos de Ricota y otros a un concierto de Andrea Bocelli. Esta escala de valores no implica que una cosa esté bien y la otra mal. Simplemente es descriptiva. El valor es subjetivo y, por lo tanto, los bienes y servicios son valorados de diferente manera por cada uno de los consumidores. Por lo tanto, cada consumidor estará dispuesto a entregar dinero en el mercado a cambio de un show de los Redonditos de Ricota, mientras que otros no entregarían dinero a cambio de dicho conjunto y sí por un concierto de Bocelli.
El Gobierno, mediante infinidad de mecanismos, ha distorsionado los precios relativos
Estas valoraciones de los consumidores se expresan en el mercado a través del sistema de precios. La gente está dispuesta a pagar determinada cantidad de dinero por los Redonditos y otros por Bocelli. Esos precios indican hacia dónde deben asignarse los escasos recursos productivos: capital y trabajo. De esta manera se va conformando la estructura de precios relativos y la asignación del capital y el trabajo. La cantidad de gente y dinero que cada persona esté dispuesta a pagar por un concierto del tenor italiano determinará su ingreso y los costos en los que puede incurrir. El salario del violinista, el pianista, etc. dependerá del precio que la gente pague por escuchar a Bocelli. Lo dicho en infinidad de veces, los precios determinan los costos y no son los costos los que determinan los precios.
¿A qué viene esta larga introducción sobre la teoría del valor? A que el Gobierno, mediante infinidad de mecanismos, ha distorsionado los precios relativos. Es como si un funcionario hubiese decidido cuánto tiene que valorar la gente un show de los Redonditos de Ricota y cuánto un concierto de Andrea Bocelli. Como ese funcionario no es un ser superior que puede conocer las valoraciones de infinidad de consumidores, el resultado es que distorsiona los precios relativos y genera una ineficiente asignación de recursos. ¿Qué significa esta ineficiente asignación de recursos? Que los mismos no están destinados a producir lo que quiere la gente sino lo que quiere el funcionario público. Esto implica que la economía produce bienes y servicios que la gente no necesita o bien los produce más caros, que es lo mismo que decir que le baja el salario real a la población.
Veamos un ejemplo, el Gobierno ha inaugurado Tecnópolis y ha establecido una serie de restricciones a las importaciones de bienes, entre ellos electrónicos. ¿Implica esto un avance tecnológico? No. Por ejemplo, por decisión de un burócrata la importación de BlackBerry está casi cerrada. ¿Cuál es el resultado? Que aquí son mucho más caras que en el exterior. Datos: una BlackBerry Torch 9800, sin línea, se puede comprar en www.bestbuy.com por U$S 460, algo así como unos $ 1950 y aquí la venden, en $ 3100, pero con línea. Un 63% más cara. Si hablamos de notebooks pasa lo mismo al igual que con otra infinidad de bienes. Esto nos lleva a una primera conclusión: la política de sustitución de importaciones nos retrotrae a la época del Falcon.
La política de sustitución de importaciones nos retrotrae a la época del Falcon
Cuando en EE.UU. hacía años que se había dejado de producir y se vendían autos con aire acondicionado, levantavidrios eléctricos, dirección de potencia, etc. aquí seguíamos comprando el Falcon. Es de imaginar que el presidente de Ford en EE.UU. debería mirar el mapa de sus empresas en el mundo y se preguntaría quiénes serían los idiotas que seguían comprando un auto discontinuado por el cual su empresa ganaba fortunas gracias a la genialidad del funcionario argentino de turno. Claro, un Falcon permitía trasladarse igual que con cualquier otro auto, pero las prestaciones eran totalmente diferentes.
Hoy, el funcionario de turno podría argumentar que los chicos no necesitan el iPod porque podrían escuchar música en un Winco en discos de vinilo. Algo que, al paso que vamos, no me sorprendería. Plan Wico para todos.
Mi punto es que la intervención del Estado con un fuerte proteccionismo en nombre de la defensa de los puestos de trabajo, argumento falso, implica que el tan mentado desarrollo tecnológico es, en realidad, un subdesarrollo tecnológico que genera caída del ingreso real. Lo que nos está proponiendo el Gobierno con su modelo es volver a la tecnología de las cavernas y lo presenta como una modernidad.
Ahora bien, llevemos este tema del BlackBerry y del iPod a los bienes de capital, y el resultado es que, de seguir este rumbo, terminaremos usando telares a mano en nombre del desarrollo tecnológico. Telas para hacer ropa va a haber, pero la productividad de la economía va a retrotraerse a la época del virreinato, con lo cual no podemos esperar grandes salarios con tecnología de 200 años atrás. Con tecnología del virreinato no puede esperarse otra cosa que ingresos similares a los de esa época.
El primer problema del salario que tenemos en la Argentina es que el proteccionismo baja el ingreso real de la población por utilizar tecnología obsoleta y con costos de producción más altos.
El segundo punto es que el "modelo" infló artificialmente los salarios por encima de la productividad y de la tasa de inflación. Pero, al mismo tiempo, retrasó algunos precios, como las tarifas de los servicios públicos, para generar una sensación de mayor ingreso. La gente gasta menos en energía, gas, transporte, etc. en forma artificial y esto le libera fondos por comprar otros bienes.
Para mantener artificialmente alto el consumo con tecnología del virreinato, el Gobierno utilizó diferentes mecanismos y todos ellos distorsionaron los precios relativos. Gasto público récord, proteccionismo, subsidios para las tarifas de los servicios públicos, sistema impositivo, impuesto inflacionario, etc.
El punto a considerar es que este artificial auge de consumo se va a encontrar con un doble problema. El primero es que es insostenible con tecnología de la época de las cavernas y el segundo es que el mundo ya no ayuda para financiar la fiesta de consumo. Por eso, sin recursos para seguir con la fiesta de consumo y con una tecnología que no permite tener productividad alta que se traduzca en salarios reales elevados, en algún momento la caída del consumo tiene que ser muy importante.
¿Cuál es el problema de la distorsión de precios relativos? Que algunos creen que pueden desactivar semejante lío haciendo sintonía fina. Hoy se habla de un supuesto debate dentro del oficialismo sobre si hay que volver al mercado internacional para tomar deuda nuevamente mientras que otros propondrían desdoblar el mercado de cambios. Desconozco si ese debate existe dentro del oficialismo, pero en todo caso, cualquiera de las dos medidas solo serviría para alargar la agonía del modelo económico.
Lo que nos está proponiendo el Gobierno con su modelo es volver a la tecnología de las cavernas y lo presenta como una modernidad
¿Por qué no puede haber sintonía fina? Porque corregir la distorsión de precios relativos implica que unos precios tendrán que subir más rápido que otros. No se corrigen los precios relativos subiendo, por ejemplo, al mismo tiempo un 10% los salarios, las tarifas, los precios y el tipo de cambio. Eso es mantener la ineficiente asignación de recursos actuales sin corregir la distorsión de precios relativos.
El problema que tiene la economía es, entre otros, que unos precios están artificialmente altos y otros artificialmente bajos. Los salarios los aumentaron más de lo que la paupérrima productividad de la economía lo permitía y, encima, los pusieron bien por encima de la inflación. Y otros, como las tarifas de los servicios públicos, los retrasaron brutalmente. Esta distorsión lleva, por ejemplo, a un creciente aumento del gasto público para financiar más subsidios (en 2006 el Estado gastaba $ 8888 millones en subsidios y en el primer semestre de este año ya lleva gastado algo más de $ 32.000 millones) y a más importaciones de combustibles. Claro, al distorsionar los precios relativos de la energía, amentó artificialmente el consumo (si a la gente le regalan la energía no se cuida en su consumo) y disminuyó la producción. En un trabajo realizado por ex secretarios de energía puede verse que entre 1992 y 2001 la producción de gas creció al 7% anual y entre 2001 y 2010 aumentó solo al 0,3% anual. En los mismos dos períodos comparados, la producción de petróleo aumentó al 3,9% anual y con el "modelo" cayó al 2,3% anual. Y ojo que entre 1992 y 2001 el barril de petróleo se ubicó en un precio promedio de U$S 20 y durante el "modelo" estuvo a U$S 70 promedio. Es decir, el "modelo" logró que a mayor precio se produjera menos. Entre 1992 y 2010 la potencia instalada de energía creció al 6% y durante el "modelo" al 2,8%.
El problema que tiene la economía es, entre otros, que unos precios están artificialmente altos y otros artificialmente bajos
Los datos anteriores sólo muestran lo que genera una intervención arbitraria de los burócratas: ineficiente asignación de recursos. Se importa gas a precios mucho más altos de los que se podrían producir localmente. Pero como nadie quiere invertir con las reglas de este gobierno, finalmente el costo recaerá sobre la población.
¿Por qué hasta ahora se pudo mantener esta gran ficción? Por el dólar barato en Brasil y por la santa soja. Brasil sigue su curso devaluando el real y ya impacta en la industria automotriz argentina. La soja recibe el impacto de la crisis financiera internacional por la venta de posiciones de los fondos de inversión. Sin el Quini 6, la fiesta sólo puede seguir con más confiscaciones. Pero en algún momento, cuando no quede más qué confiscar, la gente descubrirá que quedó atrapada por dos distorsiones económicas: una la distorsión de precios relativos que les hizo creer que podían consumir más de lo que producían aumentándoles los salarios más de lo que la economía permitía, y dos descubriendo que el proteccionismo y la distorsión de precios relativos ha dejado una economía con tecnología de la era de las cavernas, por más Tecnópolis modelo Falcon y Winco que quieran inaugurar. Y con tecnología Falcon y Winco no pueden esperarse salarios con tecnología BlackBerry o iPod..

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