Reclamo y petitorio uniformado: garrafal error del gobierno
GENDARMES, PREFECTOS, POLICÍAS Y MARINOS RECLAMARON JUNTOS POR SUS SUELDOS
Por primera vez los uniformados fueron protagonistas de los piquetes
04-10-12 00:00 Edificios emblemáticos de las fuerzas de seguridad fueron epicentro de una insólita y tensa jornada de protesta. Reclaman un sueldo mínimo y en blanco
Las fuerzas unidas, jamás serán vencidas, gritaban unas dos mil personas frente al edificio Centinela de la Gendarmería. Hombres y mujeres con uniformes verde oscuro de esa fuerza, un séquito de camisas azules de la Policía Bonaerense y otros de la Armada agitaron sus brazos al pie de la escalinata principal. Por primera vez distintas fuerzas de seguridad tomaron la calle. Reclaman $ 7.000 de sueldo mínimo y en blanco.
Durante toda la tarde, distintos oficiales tomaron el micrófono. Nos tratan como perros. Donde entran 150 personas duermen 300, reclamó el gendarme Miguel Ángel Rojas en el epicentro de la protesta que había arrancado 24 horas antes en el edificio Guardacostas.
Luego su camarada, Stern, advirtió: Si le tocan un pelo a alguno de nosotros están tocando a toda la fuerza. Apenas tiene 20 años. Al instante, un oficial tomó el micrófono y anunció que el jefe de Instituto de la Gendarmería desplazó al joven Stern por haber hablado en el acto. Los manifestantes gritaron: Hijo de puta, hijo de puta y estallaron los redoblantes.
En la protesta participaron muchos jóvenes. Es que el decreto 1307/12 afectó principalmente a los escalafones más bajos que este mes sólo cobraron alrededor de $2.500.
A las seis de la tarde, la multitud celebró la llegada de 25 policías bonaerenses y federales. No estamos en condiciones de combatir el delito, reconoció el policía Esteban Arriada quien exigió un sueldo digno y anunció que se retiraban para protestar frente al Ministerio de Seguridad bonaerense.
El reclamo excedió al ámbito de la seguridad. Los políticos se quejan de esta protesta. Que no se olviden que les cuidamos la espalda, advirtió un gendarme y agregó que no tenían la capacidad para subirse el sueldo como ellos lo hacen.
Frente al edificio Guardacostas, en Puerto Madero, la Prefectura encabezó una ruidosa protesta que arrancó el martes por la noche. Somos democráticos y tenemos derecho a expresarnos, repetía desde el megáfono el líder de los manifestantes que mantuvo su anonimato. Los redoblantes cesaron únicamente cuando quince miembros de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) aparecieron con bombos por la esquina del Luna Park. Los prefectos salieron al encuentro y los echaron de la avenida Madero a los golpes y con gas pimienta. El ambiente se volvió tenso y algunos prefectos sospecharon que militantes de La Cámpora se hacían pasar por periodistas.
Durante todo el día mantuvieron reuniones cerradas dentro del edificio y rechazaron la visita del líder de la CGT, Hugo Moyano, quien se ofreció a ir.
Con menos gente y ruidos, alrededor de 200 marinos protestaron frente al edificio Libertad, en Retiro. Cuando salió el Almirante Carlos Paz para hablar con los sublevados, lo abuchearon hasta que tuvo que retirarse. El suboficial Jorge Quisbe amontonó a todos frente a la puerta y no dejó a salir a nadie del edificio. Lo mismo hicieron los gendarmes y prefectos.
Durante toda la tarde, distintos oficiales tomaron el micrófono. Nos tratan como perros. Donde entran 150 personas duermen 300, reclamó el gendarme Miguel Ángel Rojas en el epicentro de la protesta que había arrancado 24 horas antes en el edificio Guardacostas.
Luego su camarada, Stern, advirtió: Si le tocan un pelo a alguno de nosotros están tocando a toda la fuerza. Apenas tiene 20 años. Al instante, un oficial tomó el micrófono y anunció que el jefe de Instituto de la Gendarmería desplazó al joven Stern por haber hablado en el acto. Los manifestantes gritaron: Hijo de puta, hijo de puta y estallaron los redoblantes.
En la protesta participaron muchos jóvenes. Es que el decreto 1307/12 afectó principalmente a los escalafones más bajos que este mes sólo cobraron alrededor de $2.500.
A las seis de la tarde, la multitud celebró la llegada de 25 policías bonaerenses y federales. No estamos en condiciones de combatir el delito, reconoció el policía Esteban Arriada quien exigió un sueldo digno y anunció que se retiraban para protestar frente al Ministerio de Seguridad bonaerense.
El reclamo excedió al ámbito de la seguridad. Los políticos se quejan de esta protesta. Que no se olviden que les cuidamos la espalda, advirtió un gendarme y agregó que no tenían la capacidad para subirse el sueldo como ellos lo hacen.
Frente al edificio Guardacostas, en Puerto Madero, la Prefectura encabezó una ruidosa protesta que arrancó el martes por la noche. Somos democráticos y tenemos derecho a expresarnos, repetía desde el megáfono el líder de los manifestantes que mantuvo su anonimato. Los redoblantes cesaron únicamente cuando quince miembros de la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) aparecieron con bombos por la esquina del Luna Park. Los prefectos salieron al encuentro y los echaron de la avenida Madero a los golpes y con gas pimienta. El ambiente se volvió tenso y algunos prefectos sospecharon que militantes de La Cámpora se hacían pasar por periodistas.
Durante todo el día mantuvieron reuniones cerradas dentro del edificio y rechazaron la visita del líder de la CGT, Hugo Moyano, quien se ofreció a ir.
Con menos gente y ruidos, alrededor de 200 marinos protestaron frente al edificio Libertad, en Retiro. Cuando salió el Almirante Carlos Paz para hablar con los sublevados, lo abuchearon hasta que tuvo que retirarse. El suboficial Jorge Quisbe amontonó a todos frente a la puerta y no dejó a salir a nadie del edificio. Lo mismo hicieron los gendarmes y prefectos.
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