Ofendidos.......
Se hagan desde el campo de la teoría y o desde el de la práctica, los análisis de la coyuntura parecen confluir de manera singular. En uno, con lenguaje propio de su oficio, un importante consultor y politólogo afirma que “el clima está enrarecido y el gobierno teme enfrentarse, el 14, a una represalia”; en otro, un político inteligente y profundo conocedor del distrito que concentra el 40 por ciento del electorado, sostiene lo mismo, aunque en términos más descontracturados: “les está agarrando el fierrito – dice--. No saben cómo va a reaccionar el peronismo bonaerense después de tanto maltrato”.
Los indicios no son alentadores.
En territorio provincial, el rodillo aplicado desde Olivos trituró las expectativas menos pensadas.
En La Matanza, la lista del ruralista híper “k”, Miguel Saredi, fue vetada sin contemplaciones para allanar el camino a dos opciones únicas, la del actual intendente, el sciolista Fernando Espinoza, y la del empresario de la carne Ricardo Bruzzese, respaldado por Amado Boudou, Guillermo Moreno, Alberto Samid y Sergio Schoklender. Para desmentir que la lapicera letal funciona sólo al contacto con Carlos Zannini, el candidato a primer concejal en la lista de Guido Carlotto (hijo de Estela y postulante a la intendencia de La Plata) es Martín Alanis, un “camporista” santacruceño amigo de Máximo Kirchner, su padrino en el debut electoral. Cierto es que la resistencia a la aplanadora oficial distó de ser feroz , pero los viejos cuadros del justicialismo provincial han adquirido una notable sabiduría para la supervivencia y no presentan batalla cuando los invitan a pelear sino cuando están persuadidos de que les conviene hacerlo.
En el reducido mundo de la Presidenta campea así la presunción de que el momento elegido por el aparato para la venganza será la celebración de las primarias abiertas y obligatoria s. Uno de los instrumentos sería el “voto delivery”. Por eso, para desactivarlo, las boletas municipales – que ya están impresas – se distribuirán sobre la hora. La operación “delivery” (timbreado y suministro de boletas garantizando al candidato a intendente y sus concejales, y el resto a la carta) necesita no menos de 15 días de preparación. Ese “piqueteo” casa por casa no se hace en un abrir y cerrar de ojos. El “cristinismo” y sus torpezas han hecho caer a la Presidenta en lo que se quería evitar: la dependencia de Daniel Scioli, ubicado diez puntos por encima de ella en todos los sondeos.
En la Capital, en cambio, los ofendidos y humillados son los dirigentes de La Cámpora . El primer síntoma de frustración lo manifestó Juan Cabandié, quien, furioso porque adjudica su baja performance a la competencia de las listas de Aníbal Ibarra y Jorge Telerman, exigió cortar de raíz el trato con los aliados extrapartidarios . Su postura prevaleció sobre la de otro militante juvenilista, Iván Heyn , partidario de mantener abiertos los canales de diálogo . Esa es la razón que invocó La Cámpora para explicar por qué, además de h aberse marginado del último tramo de la campaña de Daniel Filmus, tampoco fiscalizará los comicios de hoy.
La atmósfera del kirchnerismo está marcada por la impotencia. No es sencillo para quienes pensaban que el camino a la reelección sería un paseo, absorber dos derrotas en quince días.
El desconcierto se manifestó en marchas y contramarchas : el intento tardío – y fallido – de colgarse de un eventual triunfo del cordobés José Manuel de la Sota y el papelón de la AFA y el Fútbol para Todos. Hace más de un mes se anunció, en esta misma columna, que el Poder Ejecutivo tenía en la manga una carta destinada a salvar a River del descenso. Nada hacía imaginar entonces que el remiendo fuera tan grotesco y contraproducente.
El Gobierno está preocupado . El fantasma que alarga las caras es el de la segunda vuelta. El triunfo indiscutido y aplastante está ahora en discusión no por las virtudes ajenas sino por los desaciertos propios. Hace unos días, casi con desesperación, un panelista de 6,7,8 aseguró que las críticas a la estafa de Sueños Compartidos, a la controvertida actitud de Estela de Carlotto y a las desaforadas declaraciones de artistas e intelectuales “k” tras el descalabro en la ciudad, estabandestinadas a destruir el “capital simbólico” del gobierno. Desde esa óptica conspirativa, ahora se ha sumado un blanco más: el juez Eugenio Zaffaroni, el ministro de la Corte más ligado al kirchnerismo, y los seis departamentos-prostíbulo que estarían registrados a su nombre. Zaffaroni, un tratadista brillante y garantista (“abolicionista” lo caracterizan algunos) dijo que la denuncia pretendía“desestabilizarlo psicológicamente” . No es para menos: la situación tiene ribetes bizarros. El magistrado, un hombre de fortuna, argumentó después que no se ocupa de sus propiedades y que el dinero no le interesa. Quienes lo conocen tienen otra opinión.
No habría sido una inquietud académica la que lo llevó a asesorar, muy en reserva, a un presidente latinoamericano que protagonizaba un descomunal escándalo de corrupción. El hecho sucedió mucho antes de que Zaffaroni fuera designado en el tribunal supremo y se explica: si el derecho a la defensa le asiste a todos los hombres, el derecho a una defensa de lujo le asiste a todo aquel que pueda pagársela. Cierto es que Zaffaroni es provocativo, transgresor y tienen un perfil más alto y desprejuiciado que el resto de sus colegas de la Corte.
No oculta sus intensas simpatías por los Kirchner , ha colaborado en la campaña capitalina de Amado Boudou y suele compartir tribunas con AJUS (Abogados por la Justicia Social), una agrupación satélite de La Cámpora. Pese a su negativa, nunca pudo aventar los rumores de que preparaba para la Presidente un proyecto para instaurar, a mitad de un eventual segundo mandato, un gobierno de tipo parlamentario, sistema que siempre ha defendido desde el punto de vista teórico. Muchos creyeron ver detrás de la transformación institucional el propósito de abrir un ineludible debate constitucional que permitiría, de paso, habilitar la re-reelección. Sea como fuere, la imagen del magistrado está, como nunca antes, en riesgo y con él rodar otro bastión del tinglado ideológico en que se refugia el kirchnerismo.
El viernes, con todo, Cristina Fernández se apuntó un éxito notable al obtener, en Brasilia, el explícito respaldo de Lula y de Dilma Rousseff a su candidatura. La importancia del aval no alcanza, sin embargo, para esfumar las imágenes que, al mismo tiempo, mostraron a Jujuy envuelta otra vez en noche, pólvora y sangre.
Cuatro muertos dejó una lucha ancestral. Estos tremendos sucesos, que corrigen y aumentan lo ocurrido en Formosa, no merecieron siquiera una palabra de la Presidenta. El “modelo” que dice haber devuelto la política a la vida de los argentinos aplica para sí uno de las más duros preceptos de la lógica del marketing. El que sostiene se debe alejar la figura del objeto a vender de todo drama y penuria humanos . Las noches de Jujuy son la contracara de Tecnópolis. Mientras la Presidente convoca a la ciudadanía a visitar la feria y ganar el desafío del siglo XXI, la miseria, el desamparo y las luchas por la tierra – recalentadas por la estrategia de hijos y entenados que practica el Gobierno – dibujan los rostros de una nación del siglo XIX.
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