UNA RELACION MUY DESPAREJA: BIENES PRIMARIOS VERSUS INDUSTRIA
Argentina y Brasil, sacudidos por la invasión de productos chinos
- PorALCADIO OÑA
China es un mercado enorme para la soja de la Argentina y de Brasil. Ese es el lado bueno. Y el nada bueno, la ola productos chinos que invade ambos países: no por casualidad Buenos Aires y Brasilia están a la búsqueda de alguna fórmula acordada para contenerla .
Las diferencias en el volumen del comercio bilateral de cada uno son abismales: el año pasado, Brasil compró y vendió a China por US$ 56.379 millones, contra US$ 13.858 millones de la Argentina. Pero al interior de esos números asoman problemas comunes.
Uno, evidente, aparece en el avance de las importaciones. Por lo que nos toca, entre los primeros semestres de 2004 y 2011 pegaron un salto del 764 % , nada más y nada menos.
Inferior, aunque también notable, fue el que hubo en el caso brasileño: del 590 % , desde 2004 a 2010.
Hay, además, un componente cualitativo igualmente inquietante. El grueso de lo que la Argentina y Brasil envían al país asiático son productos primarios , con limitado valor y trabajo agregados. A la inversa, le compran bienes manufacturados , con mucha tecnología e inversión incorporadas y todo estimulado, además, por la mano de obra barata.
Es lo que muestran los informes del INDEC. El 70 % de las exportaciones a China está originado en el agro y la agroindustria: llanamente, soja y derivados de la soja. Un 13,5 % es petróleo y la participación de las manufacturas industriales no llega al 3 %.
De allí vienen maquinarias, aparatos de radiotelefonía, televisores, computadoras, piezas y hasta artículos de consumo: cualquiera puede verlo en los negocios.
Así de despareja es la estructura del intercambio comercial .
Con Brasil pasa otro tanto. El 80 % de lo que le exporta son productos considerados primarios y, nuevamente, la estrella es la soja. En cambio, el 97 % de las importaciones es pura industria .
La balanza bilateral de Brasil todavía está en zona de superávit, aunque las exportaciones crecen a un ritmo bastante menor al de las compras. Entre 2004 y 2010, aumentaron un 466 %, o sea, 124 puntos menos que las importaciones.
Esta vez, aflora un contraste fuerte revelado por las estadísticas del INDEC. Las colocaciones en el mercado chino apenas subieron un 73 % en los últimos siete años,691 puntos menos que las importaciones.
Hay otra diferencia, según se verá. En 2008, las cuentas del comercio bilateral empezaron a teñirse de rojo, y últimamente de rojo intenso.
El último dato oficial canta que entre enero y junio de este año el déficit alcanzó a US$ 1.933 millones. Sólo para observar la trayectoria, durante el mismo período de 2004 existía un superávit de 960 millones. El cruce entre las dos cifras arroja una pérdida de US$ 2.893 millones, con clara tendencia a acrecentarse .
Brasil aún conserva una balanza bilateral superavitaria: de 5.194 millones, en 2010. El problema son las importaciones de manufacturas, que desplazan producción nacional y alimentan sonoras quejas de los industriales. Con el agravante de que la apreciación del real refuerza este panorama.
Una de las medidas defensivas frente a la ola china, que analizan en Buenos Aires y Brasilia, consiste en subir transitoriamente el arancel externo común del Mercosur. Esto es, la tasa ya alta con la que son gravadas las importaciones provenientesdesde afuera del bloque .
En principio, la propuesta brasileña abarca un número de productos bastante mayor al que aquí estarían dispuestos a aceptar. Y, además, debería ser convalidada por Uruguay y Paraguay, fuertemente deficitarios en la relación con los socios grandes.
“Sería un paliativo coyuntural ante una situación estructural ”, dice el ex secretario de Industria, Dante Sica. O algo más.
Es bien probable que una medida amplia termine beneficiando a Brasil, pues muchos de sus productos compiten con los chinos. Resumido: ganaría mercado y claramente aquí .
La Argentina ya acumula siete años consecutivos de déficit en el comercio con el socio del Mercosur. En 2010, ascendió a US$ 4.088 millones y a casi 3.000 millones en los primeros siete meses de 2011. A este paso, el desequilibrio desbordará al del año pasado.
Lo que Sica llama “situación estructural” no es otra cosa que la potencia de la economía china, transformada ya en la segunda del mundo, detrás de Estados Unidos.
Juegan a su favor una notable diferencia de escala productiva, bienes de calidad internacional media y alta, bajos costos laborales, crédito abundante y un tipo de cambio competitivo.
Así sean ensayadas medidas proteccionistas y hasta resulten necesarias, ese factorno desaparecerá en el comercio con esta región. Y, encima, sería acentuado por la retracción en EE.UU. y Europa, los grandes destinos de la producción china. Dicho de otra manera, aquello que no pueda colocar allí intentaría mandarlo para este lado.
Así, inevitablemente, el foco volverá a estar puesto aquí. Subir el arancel externo del Mercosur sería aceptado por la Organización Mundial del Comercio, pero eso sólo no erradicará los diferenciales de escala y de costos.
Y en ese punto gravitan las políticas que cada uno aplique al interior de su propio país . Contar con un enorme mercado para la soja es, desde luego, una ventaja que se mide en miles de millones de dólares. Mucho mejor sería desembarcar en China con productos de mayor valor agregado: directamente, en las góndolas
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