Ir por todo
Editorial de La Nacion Ir por todo Donde debería haber diálogo e intercambio, poco a poco se han instalado el odio, el escrache público y la persecución El triunfo electoral de octubre pasado, lejos de tranquilizar las aguas, condujo al kirchnerismo a reforzar su principal creencia: la política es un espacio en el que se libra una guerra. Esta concepción, que está en el centro de la acción oficial, se organiza alrededor de una premisa mayor: hay un enemigo que debe ser reducido. A medida que el Gobierno encuentra más dificultades, sobre todo de carácter económico, esta percepción se vuelve más rígida. La interpretación según la cual la materia de la política es el conflicto entraña una visión autoritaria de la sociedad. Entiende que el que disiente, en realidad, obstruye y boicotea. El rival no puede alegar siquiera una parte de la verdad. El poder tiene el monopolio de la razón. La relación con el otro debe ser, por necesidad, bélica. Y, como sucede en toda guerra, muchas ga...