Entre el servilismo y la dignidad
Entre el servilismo y la dignidad Por Mariano Grondona | LA NACION Uno de los problemas centrales de la doctrina liberal fue cómo limitar el poder absoluto de los gobernantes, que provenía de la tradición monárquica. Cuando propuso "que el poder detenga al poder", Montesquieu (1689-1755) creyó hallar una solución a este problema, que no fue otra que la división del antiguo poder unitario de los reyes en tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, que ya no serían "absolutos" como había sido el de los reyes -"absoluto" quería decir "absuelto", "liberado" de toda restricción legal porque se limitarían y se controlarían recíprocamente. El principio de esa división figura a la cabeza de todas las constituciones democráticas de nuestro tiempo, incluida la nuestra. En la época en que se formuló la doctrina liberal se presumía el predominio de una cultura liberal de la cual participaban tanto el ofic...