Moyanito travieso y su efecto mariposa!!!!!!!!!!

17/05/2011 Excelente articulo extractado de  Primera Hora On line que como siempre ofrece material de primera calidad……….muchas gracias Francisco Montesano  y comparto!!!!!! Moyano: crónica de una detención anunciada

Como un secreto a voces, los usuales “mentideros” de la política criolla dan ya por descontado que, lanzado el proceso electoral, la suerte del líder de la CGT estaría sellada: su destino sería acompañar la suerte de Zanola y de Pedraza

Los momentos que se mencionan son los días previos a la segunda electoral en la Capital Federal, o los previos a la primera vuelta en la elección nacional. Las muestras electorales indicarían la procedencia, en su momento, de una u otra fecha. Los eufóricos voceros del kirchnerismo de “sangre azul” no lo dudan. Un hecho de estas características convertiría a Cristina en una candidata invencible, acompañada por los numerosos sectores de la opinión pública que le han sido más esquivos, las amplias clases medias argentinas. Curiosamente, Moyano tiene más causas potenciales para su persecución penal que sus dos ex encumbrados cofrades ya caídos en desgracia. Su enriquecimiento inexplicable supera con creces a la de cualquiera de ellos, su vinculación con la empresa COVELIA está más que probada, su relación con la provisión de medicamentos adulterados en la obra social de su gremio permite más que semiplena prueba de su responsabilidad penal abriendo las puertas a la prisión preventiva –al menos, para la dúctil justicia oficialista- y el pedido de informes de la justicia suiza llegará nuevamente, en cualquier momento, con los datos suplementarios requeridos por la Cancillería. Pero más importante que toda su enredada situación judicial-penal resulta el repudio que genera su imagen violenta y prepotente, convirtiéndolo en un “adversario” ideal para dotar a la imagen de Cristina Fernández de valores diversos, todos positivos para la opinión pública: firmeza, resistencia ante la prepotencia sindical, ruptura con las prácticas corruptas que fueron comunes durante la gestión de su marido, y adelantar un conflicto que se incrementará cuando, pasado el proceso electoral, sea necesario profundizar el ajuste de las variables económicas en desborde inflacionario generado por el descontrolado gasto electoral. La victimización presidencial frente a la presión de los sindicalistas implicaría, de esta forma, un avance sustancial del kirchnerismo “puro” o “progresista”, que ve en Moyano no sólo la expresión actualizada de la vieja burocracia sindical, sino un peligro para la estabilidad y gobernabilidad futura. En el balance “riesgo – beneficio”, este sector consideraría que el primero es sustancialmente mayor que el segundo. Es imposible imaginar las consecuencias políticas posteriores de una medida de estas características. Está claro que sería de suma ayudaría para enfrenar el proceso electoral. No está tan claro su consecuencia en la convivencia, si esa detención no respondiera a una clara situación procesal sino a una manipulación política. ¿Está bien que se detenga a Moyano? La intuición de la mayoría de los argentinos, incluyendo al autor de esta nota, respondería inmediatamente –visceralmente- que sí. Sin embargo, la utilización de la ley penal –tanto para encubrir delitos, como para perseguirlos sólo en momentos de conveniencia política o electoral- está en las antípodas de un funcionamiento republicano. Moyano tiene derecho a una justicia imparcial e independiente, tanto como los imputados por delitos de “lesa humanidad” sometidos a las parodias de juicios, alguno de ellos realizados en estadios deportivos para someter a los acusados al escarnio de una prefabricada “justicia popular”, que se acercan más a la pura venganza –propia de las sociedades primitivas- que a la justicia de las sociedades civilizadas. Una “justicia” utilizada según las modas del momento y adocenada a las conveniencias del poder deja de ser tal, para caer en la sospecha y el descrédito. Juicio justo. Debido proceso. Derecho de defensa. Estado de derecho. Objetivos que parecieran tan difíciles de alcanzar en una Argentina que, a casi treinta años de la recuperación de la democracia y a un siglo y medio de la sanción de su Constitución, son todavía aspiraciones de miles de compatriotas de buena voluntad que aspiran a ver a su país con sus instituciones rigiendo al calor de la confianza de su pueblo, con su prestigio internacional recuperado y con un funcionamiento limpio y transparente que, sin embargo, pocos parecen reclamar en el escenario público a la gestión de gobierno.