Quienes son estos individuos?










Decidi inaugurar las notas de mi blog con un extracto del articulo publicado por el Lic. Gustavo Bunse que me parecio muy adecuado a las circunstancias por las que transita mi Argentina, y dice asi:
Saltan para robar la fruta de los árboles que todavía pueden estar en alguna medida, al alcance de sus manos. Y allí nos dejan perplejos, con la duda sobre si eso es sólo el oportunismo fugaz ó si acaso su abierta deshonestidad, constituye el gran vehículo de un objetivo perfectamente diseñado:
Robarse todo lo que encuentren a su paso.!!!!
En tal caso lo que ocurriría es que “sabrían perfectamente a dónde van” Van a robarnos cualquier cosa que puedan, del esfuerzo del país.
Van a hacerlo en modo activo, abriendo cajones, violentando cerrojos y haciendo el negociado con la destrucción institucional de la Patria exánime.
Esperando, en una actitud de acecho, como rapiñeros caos, como consumados carteristas políticos que son, y aguardando tranquilamente nuestra destrucción final para llevarse todo lo que puedan.
Sin ninguna piedad, y sin la menor compasión, le están pegando al gorro frigio y lo están sumergiendo en una vituperación histórica.
Cantan el Himno Nacional con sus caras de piedra como podrían hacerlo en un burdel o en una cantina…
Y tapan luego los bultos que se llevan a sus casas, nada menos que con el paño del pabellón nacional.
Nadie sabe bien, como se ha dicho dónde van…. y esa es precisamente la “línea” que “bajan”, para que nadie sepa su destino.
Se enriquecen con absoluta ilicitud y saben perfectamente bien que su fuga estará a cubierto. Han blindado para ello, la retirada de modo que los otros poderes del Estado, sean garantes de su dolo, sólo porque saben que se encuentran tan corrompidos como ellos.
Pueden caminar sobre los restos humeantes de un país… y a nadie en la ciudadanía se le ocurre, en esas condiciones, plantear una estrategia de “salida” ó señalar un rumbo concreto hacia dónde poder ir.
Por eso parece que esquivan cada conflicto sobre la hora próxima.
Por eso se los ve cómo son atravesados por el paisaje y cómo esperan el brote de cualquier árbol para arrancarlo de cuajo.
Se los observa como si fueran “vivos”. Pero, en realidad, son una categoría especial de vivos.
La viveza no es otra cosa que la habilidad para manejar los efectos de un problema, sin resolver el problema. El hombre dotado de viveza, (el “vivo”), no ejercita la inteligencia sino un sucedáneo de la inteligencia, apto para entenderse con las consecuencias prácticas del problema mismo.
Dicho de otro modo, el vivo se mueve mentalmente en procura de cómo eludir los efectos del problema, de cómo (en la mejor de las hipótesis) volverlos “beneficiosos” para él ó (en el peor) de cómo desviarlos en perjuicio de un tercero.
La viveza, pues, necesariamente se conecta con la moral.
Sin el curso del egoísmo no se puede ser vivo. Y para echarle el fardo al prójimo sin que éste se resista es imprescindible cierto grado de inescrupulosidad y hace falta practicar algún género de fraude acaso sólo verbal.
Puede ser que con este gran naufragio explícito, de una vez por todas pueda verse en la Argentina el “fin de la película” de las falsas promesas de los “vivos” que nos gobiernan y aparezcan, a partir de ahora, los “inteligentes” que nos pueden traer las soluciones.
En todas las sociedades conviven los inteligentes, los estúpidos y los vivos según proporciones distintas para cada una de ellas.
En Argentina raramente, existen solo vivos y estúpidos, y siendo que la mayoría de estos últimos elige a un grupo de los primeros para que los gobierne por un tiempo, ocurre un fenómeno sociológico maravilloso en virtud del cual, los vivos que gobiernan empiezan a reclutar estúpidos en forma rápida para ponerlos a su lado disfrazados de vivos.
Y así, por aproximaciones sucesivas avanzamos hacia una formidable y calamitosa uniformidad… en la que ya no es suficiente con el éxodo de la inteligencia, sino que haga falta instaurar la prohibición absoluta de su regreso.
El diagnóstico del país, así enfocado, mueve a la piedad, porque aquí se ha inventado, de un modo bastante sencillo, el “default constitucional”.
Y el pronóstico dibuja el terror en cualquiera de los escenarios.
Están allí arriba en plena virtualidad, y muchos de ellos a la luz del día viven cómodamente fuera de la ley, tratando de escapar de su propio laberinto y zafar de cada conflicto sólo cuando lo tienen encima.
No gobiernan… deambulan en medio de un poder sólo formal.
No conducen… sobreviven construyendo dilaciones.
No reparan… emparchan y siguen dañando lo que aún pueda lucir sano.
Sólo evalúan cómo escapar… y no saben ni siquiera cómo se hace.
Entonces… para completar esta parábola… huyen hacia adelante.
Y allí… fatalmente… nos llevan puestos a todos.
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