Plan de seguridad / Analizan cambios para las fuerzas nacionales

Pierde la Federal el control en comisarías

Gendarmes y prefectos reemplazarán a los policías en al menos ocho dependencias situadas en las zonas más críticas de la ciudad

Miércoles 22 de junio de 2011 

Daniel Gallo
Pierde la Federal el control en comisarías
Capdevila y Garré, en diciembre pasado, cuando asumió el jefe de la Policía Federal. Foto Archivo
LA NACION
El proceso de reforma de la Policía Federal continuará en los próximos días con un cambio radical: gendarmes y prefectos se harán cargo de comisarías. Esa reingeniería ordenada por la ministra de Seguridad, Nilda Garré, es, en la práctica, una intervención a la fuerza que siempre tuvo a su cargo el control del delito en la ciudad de Buenos Aires.
Los rumores se dispararon anoche en las tres fuerzas de seguridad, en una mezcla de incredulidad y enojo, según el color de uniforme del efectivo consultado. Aquellos que están al tanto de la medida confirmaron a La Nacion que serán transferidas al comando de la Gendarmería y de la Prefectura las comisarías 24a. (La Boca), 30a. (Barracas), 32a. (Parque Patricios), 34a. (Pompeya), 36a. (Floresta), 38a. (Flores), 22a. (Puerto Madero) y 46a. (Retiro).
Dentro de la Policía Federal se vivió ayer una jornada de intenso nerviosismo. Trascendió que el jefe, comisario general Enrique Capdevila, había presentado la renuncia en disconformidad con la reforma en su fuerza. Esa versión, sostenida por importantes hombres de las fuerzas de seguridad, no pudo ser confirmada en el ministerio, donde se optó por no responder las consultas.
Según pudo saber La Nacion, la cúpula de la Policía Federal habría decidido mantenerse en actividad, si el jefe de la fuerza hace efectiva esa renuncia. En las superintendencias, verdaderos ejes del poder interno policial, se habría acordado poner a la salida de Capdevila como forma de descomprimir el fastidio de los cuadros subalternos.
Tampoco el clima era el mejor en las otras dos fuerzas involucradas en estos cambios. En la Gendarmería ya se buscaban "voluntarios" para hacerse cargo de las comisarías de la zona cercana al Bajo Flores, en especial de la que tiene jurisdicción sobre la villa 1-11-14. No habría, cuentan las fuentes, demasiados comandantes dispuestos a presentarse como candidatos al puesto de manera espontánea.
Los prefectos también tienen muchas dudas sobre la situación que deberán afrontar. Si bien tienen sus cuerpos destinados a la seguridad, varios de sus hombres comentaban que no se sienten con capacidad de tomar el control de áreas metropolitanas.
Tanto los gendarmes como los prefectos ven potenciales choques con la Policía Federal, una fuerza que tradicionalmente fue muy celosa de la intromisión de otras fuerzas en su territorio. Justamente, ésa es una de las cuestiones que pretende abolir Garré con sus medidas. En sus declaraciones públicas, la ministra había asegurado en los últimos meses que debía cambiarse el esquema de la Policía Federal debido a la constante asociación de parte de esta fuerza con el delito.
La medida, que aún no fue anunciada públicamente por el Ministerio de Seguridad, viene siendo meditada hace varias semanas por Garré.
Quienes conocen su pensamiento aseguran que la ministra pensó en transferir mayores responsabilidades a la Prefectura, en zonas aledañas a la costa metropolitana, como las arterias que llevan a la villa Rodrigo Bueno, en La Boca. Consideró entonces Garré que la Prefectura cuenta con una concentración de elementos humanos y técnicos en Puerto Madero que no tiene comparación en otras zonas de la ciudad. Frente a esa situación, pensó en ampliar el área de responsabilidad. Nunca quedó en duda la permanencia de la Prefectura en Puerto Madero.
Enfrentada en varias ocasiones con la Policía Federal, Garré empezó a tener mejor relación con la Gendarmería. En especial, después de haber ordenado desalojos en la ciudad de Buenos Aires -como el caso del asentamiento aledaño a la estación de ómnibus de Retiro-, en los cuales los gendarmes cumplieron esa misión sin causar siquiera lesionados leves.
También fue decisivo para acercar a la ministra a la Gendarmería la actuación de esa fuerza en el Operativo Centinela, donde los intendentes del conurbano sólo tienen felicitaciones para los hombres de verde, mientras que las estadísticas apoyan el trabajo con gran cantidad de armas decomisadas y personas detenidas.
La forma concreta en la cual se efectivizará la intervención de hecho a la Policía Federal aún no es clara, incluso para mandos importantes de las fuerzas. Por un lado, estiman que los policías federales deberían dejar esas zonas para reagruparse en otras dependencias, mientras que otra alternativa indica que las cúpulas de esas comisarías estarán a cargo de gendarmes y prefectos, en tanto que el personal de calle seguirá perteneciendo a la Federal.
Los cambios en la organización de la seguridad de la ciudad continuarán más allá de estas medidas dispuestas, en principio, para empezar a regir el 1° del mes próximo. La presencia de un funcionario político como jefe en la práctica de la Policía Federal es otra de las modificaciones que podrían suceder.

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