Un satélite argentino, listo para estudiar el cambio climático

01/06/11
Otro hito en la historia espacial. Es el SAC-D, que se construyó por un acuerdo entre la CONAE y la NASA y será lanzado el 9 de junio desde California, Estados Unidos. Su misión es monitorear e investigar las emergencias ambientales.

Tras varios años de cálculos y experimentación, el satélite SAC-D Aquarius superó todas las pruebas de simulación y está listo para orbitar la Tierra. Será lanzado el jueves de la semana que viene. Fue construido por un convenio entre la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) y el Centro Goddard, el Jet Propulsion Laboratory (JPL), los dos de la NASA.
Se trata de un observatorio espacial para el océano, el clima y el medio ambiente, que combina tecnologías para la observación de la Tierra y puede aportar más datos sobre el cambio climático.
Cuenta con ocho instrumentos que miden salinidad y temperatura superficial del mar, velocidad de los vientos, concentración de hielos, detección de buques para control de recursos pesqueros, incendios y volcanes. Cinco fueron desarrollados en el país.
El artefacto pesa 1.400 kilos, mide 2,7 metros de diámetro por 7 de largo, con la antena del Aquarius desplegada. Será lanzado desde la Base Vandenberg, Estados Unidos, en Lompoc, California, mediante un cohete lanzador Delta II, el jueves 9 de junio a las 11.20, hora argentina.
Sobre esta nueva epopeya espacial, Conrado Varotto, director ejecutivo de la CONAE informa que “ se trata de un logro trascendental para la tecnología espacial argentina y el mayor satélite desarrollado y ensamblado localmente bajo el Plan Espacial Nacional. La inversión argentina fue de 60 millones de dólares, mientras que los Estados Unidos, nuestro socio, aportó 260 millones”.
El Aquarius es la pieza principal de este sistema de monitoreo y fue entregado por la NASA. Todos los meses proveerá un mapa mundial de la salinidad superficial del mar. El SAC-D medirá el efecto de la radiación cósmica sobre componentes electrónicos con el Carmen, aportado por Francia, y hará perfiles atmosféricos de temperaturas junto con el Rosa, que llega desde Italia.
El SAC-D debe también identificar los puntos calientes en la superficie del suelo, con el propósito de colaborar en la elaboración de una cartografía de riesgo de incendios así como realizar mediciones de humedad del suelo para prevenir, mediante alertas tempranas, inundaciones y otras catástrofes.
Sobre los alcances de la misión, el ingeniero Fernando Hisas, Coordinador del Programa, explica que “estimamos que como mínimo se debe extender por 5 años, ya que todos los elementos que posee tienen una vida limitada. Con respecto al combustible, está preparado para 8 ó 10 años y recargará parte de su energía con paneles solares fabricados por la Comisión Nacional de Energía Atómica; no las celdas, que son importadas.
Estará a 657 kilómetros de altura con una órbita polar que barre la Argentina de norte a sur.
Dará 14 vueltas por día alrededor de la Tierra y el tiempo que transcurrirá hasta que vuelva a pasar por el mismo sitio es de 7 días”.
El satélite tiene, además, contribuciones de otras agencias como la Agenzia Spaziale Italiana (ASI), el Centre National d´Etudes Spatiales (CNES) de Francia, la Canadian Space Agency (CSA) de Canadá y el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais (INPE) de Brasil.
Sobre la experiencia de trabajo con la NASA, Sandra Torrusio, investigadora principal en la misión, le comentó a Clarín que “no es fácil, y mucho menos como socios, estar a la altura de sus exigencias. Cada etapa requiere múltiples revisiones y evaluaciones. Son minuciosos y ante la mínima sospecha se vuelve todo atrás”. Mónica Rabolli, co-investigadora principal se encarga de que los datos estén disponibles con la precisión que se espera. “A partir de los 6 meses se empiezan a recibir los informes. Antes, lo que se hace es una etapa de calibración en donde se intentan validar los datos que se reciben. La expectativa es que la información la obtenga la comunidad científica.
Su foco es prevenir emergencias ambientales, y dar síntomas tempranos de actividad volcánica.
Aunque no puede ser usado para terremotos. El satélite no requiere ningún mantenimiento, sí se debe hacer un seguimiento cuidadoso para ver si se mantiene en órbita y si los instrumentos operan correctamente”.

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