Alto número de argentinas son víctimas de las redes de tratas de blancas


Alto número de argentinas son víctimas de las redes de tratas de blancas

"El crimen organizado incide en todo el aparato estatal, hasta el punto de que hay un miembro de la Corte Suprema, Eugenio Raúl Zaffaroni, que está envuelto en una red de proselitismo, así como varios jueces federales. No son casos aislados: es un problema sistémico".



(SPANISH.CHINA.ORG.CN) – Unas 60.000 mujeres trabajan en más de 8.000 prostíbulos en Argentina, país que prohíbe estos locales y la prostitución por cuenta ajena, no así cuando se practica por cuenta propia, reveló la organización no gubernamental Fundación La Alameda.
Los datos confirman el elevado número de mujeres argentinas víctimas de las redes dedicadas a la trata de blancas para su explotación sexual, un fenómeno que está creciendo de manera alarmante también en países del entorno como Uruguay, Paraguay y Brasil, según el Encuentro de Diócesis de Frontera celebrado en la localidad de Gualeguaychú.
Sesenta obispos y 14 representantes laicos participantes en el evento denunciaron el complejo entramado de redes criminales que recorre varias provincias y países de la región, operando con una “estructura empresarial” y con sólidos lazos con los poderes públicos.
“La mafia atraviesa transversalmente todos los partidos políticos, la justicia y la policía en Argentina”, aseguró Gustavo Vera, presidente de la Fundación La Alameda, que lucha contra la trata de personas por fines de explotación laboral o sexual.
“El crimen organizado incide en todo el aparato estatal, hasta el punto de que hay un miembro de la Corte Suprema, Eugenio Raúl Zaffaroni, que está envuelto en una red de proselitismo, así como varios jueces federales. No son casos aislados: es un problema sistémico”, añadió.
La mayoría de las víctimas, precisaron los participantes en el encuentro, son paraguayas o de provincias del norte y noroeste argentino, como Salta, Tucumán, Corrientes o Misiones; y en menor medida provienen también de Bolivia, Perú o la República Dominicana.
No pocas de ellas son vendidas a Estados Unidos o Europa Occidental, o bien se las destina al turismo sexual, que, según los obispos católicos, continúa creciendo en la Triple Frontera (Brasil, Argentina y Paraguay). En muchos casos, son menores de edad, que, “cotizan mucho más” en este mercado macabro, apuntó Vera.
El secuestro es un modo habitual de captación de las víctimas, aunque el más común es el engaño. Una vez captadas, se las lleva lejos de sus casas, quedan endeudadas y son maltratadas hasta quedar sometidas; a menudo, se les ofrecen drogas y terminan haciéndose adictas: eso las hace más manipulables. Cuando son liberadas, su cuadro psíquico es tan complejo que ninguna ONG tiene una estructura capaz de contenerlas.
“El Estado se hace cargo, pero una vez pasa el eco mediático del caso, las abandona a su suerte. Tenemos evidencias de que muchas vuelven a ser captadas por las mafias”, concluyó Vera.
Además de la trata con fines de explotación sexual, los obispos católicos y La Alameda denuncian el crecimiento en la región del tráfico de personas destinado a la esclavitud laboral, la venta de órganos y el robo de bebés.

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