Amenaza a unidad europea
Fronteras libres, sociedades abiertas, libertad, unificación, unidad monetaria y otros logros alcanzados por la integración de la Unión Europea (UE) están en riesgo por el ascenso en varios países del bloque de la derecha extrema, como ocurre en la campaña electoral de Francia.
El candidato socialista a la Presidencia de Francia, Franois Hollande, logró un 28.63 por ciento de los votos en la primera vuelta de los comicios, por delante del aspirante a la reelección, el presidente Nicolás Sarkozy, con un 27.18 por ciento, mientras la candidata de ultraderecha Marine Le Pen se situó en la tercera posición, con el 17.90 por ciento de los votos.
Dirigentes europeos mostraron nerviosismo esta semana por el avance del ultraderechista Frente Nacional de Francia (FN), que registró un resultado histórico en la primera vuelta de las elecciones presidenciales y confirmó una tendencia en varios países de la región en este periodo de crisis.
La canciller alemana, Ángela Merkel, consideró que “el avance” del FN francés, que mantiene una actitud muy euroescéptica, es “preocupante”, declaró un portavoz del gobierno en Berlín.
Jean Asselborn, ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, acusó a Sarkozy de ser en parte responsable del éxito del FN, por hacer campaña sobre las fronteras europeas, a las que calificó de demasiado porosas, sobre el restablecimiento de los controles fronterizos en el espacio Schengen —establece la libre circulación de personas— para controlar la inmigración o sobre las preferencias dadas a las empresas europeas.
“Si se repite todos los días que se debe cambiar Schengen, que se debe tener una política de inmigración fuerte, que se debe hablar de la excepción francesa, renunciar a la unidad y todo lo demás, eso significa alimentar al FN”, expresó Asselborn, quien es socialista.
El ministro danés de Relaciones Exteriores, Villy Sovndal, también socialista, cuyo país ostenta la presidencia de la UE este semestre, considera que el resultado de las elecciones del domingo recién pasado en Francia es “extremadamente preocupante”.
“Estoy nervioso por ese sentimiento que vemos contra las sociedades abiertas, contra una Europa abierta. Me preocupa, y no solamente en el caso de Francia”, corroboró el ministro sueco de Relaciones Exteriores, Carl Bildt.
Señaló que le preocupa no solo el ascenso de la extrema derecha, sino también el de extrema izquierda, “que también suele ser antieuropea”.
“Desgraciadamente, vientos de populismo amenazan a uno de los grandes logros de la integración europea: la libre circulación de las personas en el seno de la UE”, deploró el presidente de la UE, Herman Van Rompuy.
El ministro alemán de Asuntos Exteriores, Guido Westerwell, dijo en una entrevista al semanario alemán Die Zeit: “Para mí, la libertad de viajar y de desplazamiento en Europa no son negociables (...) Nuestro deber es asegurar las fronteras exteriores de Europa”.
El espacio Schengen permite a los ciudadanos de los 26 estados miembros —22 países de la UE más Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein— circular libremente sin controles fronterizos. Cinco países de la UE no son miembros: el Reino Unido, Irlanda, Chipre, Rumania y Bulgaria.
Hunden gobiernos
Los Demócratas de Suecia, partido heredero de una antigua formación neonazi, entraron recientemente en el Parlamento. En Holanda, el partido de ultraderecha de Geert Wilders, con una ideología antimusulmana y antieuropea, hundió al gobierno de Mark Rutte, al oponerse a los dictados de Bruselas sobre una reducción del déficit público en su país.
La extrema derecha también es muy fuerte en Austria, Finlandia, Dinamarca, Suiza y Hungría.
Según el ministro austriaco de Relaciones Exteriores, Michael Spindelegger, el “impresionante” resultado de Marine Le Pen apela a la reflexión. Según el canciller belga, Didier Reynders, hay que estar “muy atentos” a estos pasos de gigante de la extrema derecha, que son “siempre un tema de nerviosismo en Europa”.
El auge de la ultraderecha en Europa se ilustró hace una semana, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, donde la lideresa del FN, Marine Le Pen, quedó en tercer lugar con 17.9 por ciento de los votos, su máximo histórico. En cantidad de sufragios, el FN consiguió cerca de 6.5 millones de votos, un resultado récord para su formación, muy crítica hacia la Unión Europea.
El FN, que será una especie de árbitro en la segunda vuelta presidencial francesa, apuesta por un referendo sobre una salida del euro —moneda común que rige en la UE— y quiere volver a situar a las naciones por encima de Europa, con una ley francesa superior al derecho europeo. Este euroescepticismo también late en la izquierda radical de Jean Luc Melenchon, que obtuvo un 11.13% de los votos.
“El FN quiere decir adiós al euro y a Europa, y tanto para Francia como para Europa, esto implica entrar por un mal camino”, manifestó Asselborn.
Le Pen se afianza en el tablero político tras haber reforzado su partido, el FN, heredado de su padre Jean-Marie Le Pen, e impuesto sus temas como el rechazo a la inmigración y el islam en los debates de campaña.
Jean-Marie Le Pen fue criticado varias veces por sus frases racistas.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, considera “extremadamente preocupante” el alza de los movimientos extremistas en toda Europa y calificó de “pésima noticia” el fuerte avance electoral del FN en Francia.
“Llevamos varios años de subida de movimientos extremistas, populistas, xenófobos”, recalcó el ministro español, que consideró que el fenómeno “se ha visto acentuado por una crisis económica”, tal y como ocurrió en otras épocas de la historia.
García-Margallo, quien calificó ese crecimiento como algo “extraordinariamente preocupante”, recordó que este tipo de partidos fueron los que llevaron a la “catástrofe” de la Segunda Guerra Mundial.
Corteja a votantes
Sarkozy se lanzó a la caza del electorado de la ultraderecha para la segunda vuelta del próximo 6 de mayo, para derrotar a Hollande, favorito en los sondeos.
“Los franceses ya no quieren una Europa coladero. Es el mensaje que he oído”, afirma Sarkozy. “Si Europa no puede defender sus fronteras por el acuerdo Schengen, Francia lo hará”, insistió. “Europa que no controla sus flujos migratorios, se acabó”, expresó durante una reunión electoral el mandatario francés, quien ha sido criticado por esa postura antieuropea.
El Acuerdo de Schengen constituye uno de los pasos más importantes en la historia de la construcción de la UE. Ese pacto fue firmado en 1985 y entró en vigor en 1995, el cual tiene como objetivo finalizar con los controles fronterizos de la Unión Europea y armonizar los controles de las fronteras externas.
Los países que aplican en su totalidad el Acuerdo de Schengen constituyen un territorio denominado espacio de Schengen.
Llamado
Independientemente de quién se proclame vencedor el próximo 6 de mayo en Francia, las instituciones europeas y varios países de la región esperan que la retórica de la campaña electoral, a menudo muy crítica hacia la UE, suavice el tono en los próximos días sobre Schengen y la política comercial en el caso de Nicolás Sarkozy; sobre el pacto presupuestario o la disciplina en materia de déficit en el caso de Hollande, y sobre el estatuto del Banco Central Europeo en el caso de ambos.
En medio del temor por la desintegración de la unidad de la Unión Europea, que es propiciada por partidos de extrema derecha, los dirigentes piden mucha calma.
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