GOBERNABILIDAD EN ARGENTINA


 
    LA REVISTA DEL FORO
                                           SUPLEMENTO ESPECIAL
                                                    
                                  lunes, 07 de mayo de 2012
 
 
                  
COLUMNISTA
   
DR. DANIEL NALLAR
 
 
 
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GOBERNABILIDAD EN ARGENTINA
 
 
Argentina atraviesa nuevamente una crisis política. La causa de la crisis no es Boudou, ni es YPF ni tampoco el F.M.I. o las importaciones. Son solo destellos. La crisis Argentina nace en las raíces más profundas de nuestro régimen constitucional y democrático. Bastan algunos datos para darse cuenta que es así.
 
Implican al vicepresidente en causa de corrupción. Cuando la Presidente quiso soltarle la mano, Boudou disparó sobre uno de sus hombres más cercanos. Righi participa en la instrumentación de cada acto de gobierno desde los primeros días. Boudou no es Cobos. Eligió bien el blanco porque sabe demasiado. Empezó por Righi. Pero Boudou no volverá a estar tranquilo. Cuando las aguas se calmen Cristina irá por él. ¿Quién morirá en el próximo tiroteo? Las estructuras de poder autoritarias y cerradas, suelen desmoronarse desde adentro. Así se derrumbó el Imperio Romano.
 
Expropiación de YPF. Lamentémonos por nuestros bolsillos. No por las inversiones que se van ni por la indemnización millonaria que pagaremos. Eso no es nada. Cuando vuelva a tener los 65.000 empleados públicos que tenía en 1992 tendremos que pagarles 7.800 millones de pesos por año en sueldos. Parte saldrá del petróleo, otra gran parte de su jubilación y otra la aportarán cada día del resto de sus vidas nuestros hijos y nietos.
 
Vinieron a Argentina auditores del Fondo Monetario Internacional. Presentaron un informe que provocó estupor en las más altas jerarquías. Argentina es el país asociado que menos información pública tiene y para colmo la información que estaba cuando los auditores llegaron, desapareció de un día para el otro.
 
Otra: un grupo empresario pide autorización para importar juguetes. Lo autorizan por escrito. Compran en China, salen los contenedores, llegan a la aduana y, cuando van a retirarlos, no se los entregan porque se decidió prohibir la importación de juguetes. ¿Y la autorización? “Demande – le respondieron – y lo discutimos ante “el Juez”. Se rompió la confianza entre la sociedad y el gobierno. Eso es grave. Podría ser el fin de nuestra historia.
 
Si algo es seguro sobre el estilo de gobierno kirchnerista es que no tiene estilo definido. A muchos argentinos les simpatiza los gobiernos improvisados y sienten una mezcla de admiración y temor por los “dictadores”. Tal vez por eso ningún gobierno democrático terminó bien su mandato y, por el contrario, todos los gobiernos de corte dictatorial permanecieron más de un mandato. Revise la historia y lo comprobará.
 
Esta nueva crisis se atribuye a internas en el partido gobernante, intereses privados y opositores políticos. Si revisa documentos históricos verá que los mismos argumentos se esgrimieron para justificar la primera crisis política argentina sucedida a fines del siglo XIX (1899). Los justificativos usados para juzgar la crisis de 1930, la revolución del 55, los problemas de Frondizi, el golpe del 76, la caída de Alfonsín y de la Rúa son casi exactamente los mismos que lee en los diarios de hoy.
 
El Estado argentino es una ficción. Luego de 160 años de historia constitucional, no tenemos instituciones, tenemos “personas”. No tenemos políticas públicas, tenemos “política”. No tenemos administradores, tenemos “ideólogos”. Grupos de personas que ganan elecciones y toman decisiones. Cada vez que esos grupos cambian, cambian también las decisiones.
 
En Argentina el Presidente no es una institución, es una persona. Este es el problema. Argentina nunca tuvo presidentes. Tuvo a Julio, Bernardo, Juan, Arturo, Raúl, Carlos, Fernando, Néstor y Cristina. Si existiese la institución “Presidente”, el intercambio bélico entre Cristina y Boudou no sería tan grave, porque la institucionalidad es inmune a los problemas de quienes ocupan posiciones importantes. Una vez construidas, las instituciones nunca mueren. Mueren sus administradores. Argentina no construyó la institución “presidente”. Cristina no “administra instituciones”, “conduce circunstancias”.
 
El caudillismo que heredamos nos hace daño. Debemos repensar nuestro “presidencialismo”. El carácter plebiscitario de la presidencia complica nuestra consolidación como Nación. Los argentinos carecemos de un proyecto común. Ser Nación no implica tener una ideología común, pero si andar un mismo camino.

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