Un debate que sirve para TODOS los paises.
Por JANET HOOK y DAMIAN PALETTA
WASHINGTON—En medio de crecientes quejas sobre la mezquindad de la política estadounidense, la campaña presidencial de 2012 podría convertirse en un amplio y profundo debate sobre el tamaño y el alcance del Estado.
La elección del representante de Wisconsin Paul Ryan, un franco defensor del libre mercado y un rol limitado del Estado, como compañero de fórmula en la candidatura de Mitt Romney a lapresidencia de Estados Unidos, resalta las diferencias entre la oposición y el presidente Barack Obama.
Hasta ahora, las grandes propuestas han sido eclipsadas por los ataques personales en la campaña presidencial estadounidense. La selección de Ryan, autor de detallados planes presupuestarios de tendencia conservadora cambia eso y ofrece a los votantes una elección: ¿Los programas de ayuda social del gobierno son una red de seguridad solidaria o un caldo de cultivo de la dependencia? ¿Es Medicare (el sistema de salud estatal para la tercera edad y los discapacitados) una promesa intocable o un programa insostenible que necesita correcciones de libre mercado? ¿Puede controlarse el déficit fiscal sin subir los impuestos y reducir el tamaño del Estado o es algo imprudente? ¿El camino a la reducción de déficit pasa por reducir una amplia gama de programas sociales o también debe tocar al gasto en defensa?
"Es muy poco común que los candidatos se enfrenten tan directamente sobre una amplia gama de políticas", dijo Robert Reischauer, ex director de la Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos y actual fideicomisarios de Medicare y el sistema de Seguridad Social. "Con Obama usted tiene el enfoque gradual e incremental: preservar lo que tenemos es bueno, además de modificarlo para reflejar las presiones y necesidades del Siglo XXI", aseveró. "En el otro campo, Romney y Ryan ofrecen una transformación radical del rol del gobierno y de la naturaleza de nuestras... políticas públicas".
Ambos partidos aseguran que reciben con beneplácito la idea de someter a consideración de los electores visiones opuestas sobre los problemas que aquejan a EE.UU.
"La elección que enfrentamos en noviembre no podría ser más grande", dijo Obama el jueves en Colorado. "Es una elección entre dos visiones fundamentalmente diferentes de cómo sacar a este país adelante". Ryan concuerda: "estamos en un momento diferente y peligroso", dijo el sábado en Virginia.
Obama argumenta que el gobierno necesita gastar cerca de 22,5% del Producto Interno Bruto (PIB) para proteger a los ciudadanos e invertir en el futuro. Romney, en cambio, limitaría el gasto estatal a 20% del producto. Cada punto porcentual del PIB equivale a unos US$150.000 millones.
Obama, al igual que todos los presidentes, se ha visto forzado a detallar su visión en presupuestos y propuestas legislativas. En cambio, los pronunciamientos de Romney hasta el momento no han sido acompañados de mayores detalles, pero el abanderado republicano respalda el proyecto de presupuesto de Ryan, lo que le ha valido los elogios de la base conservadora del partido. Romney ha desarrollado un plan para privatizar parcialmente Medicare que se parece, pero no es igual al plan de Ryan. Sin embargo, no ha apoyado el proyecto de ley que Ryan presentó a la Cámara de Representantes a principios de año, el cual mantendría el gasto en defensa y recortaría los cupones de alimentos y otros programas de seguridad social.
El debate de 2012 transcurre a la par con una crisis fiscal en Europa que ha ofrecido municiones para ambas campañas. La deuda pública o privada en Grecia, España e Italia ha elevado los costos de financiamiento y derribado a varios gobiernos, pero la austeridad ha contribuido a una recesión en el continente y en el Reino Unido.
Varios de los logros del presidente Obama, como la ley de salud y la reforma financiera, expandieron el rol del gobierno en la economía. Su plan para reducir el déficit en 10 años combina recortes de gastos, alzas de impuestos y cambios modestos a programas como Medicare y Medicaid, el plan de saluid estatal para los más pobres.
Romney y Ryan ven esto como una idea contraproducente. Ryan ha criticado lo que considera un gobierno "paternalista" en el que un creciente número de ciudadanos depende del Estado.
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