Tokio: reunion de economistas del mundo


EE.UU. y Europa serán los temas centrales de la reunión del FMI

Los ministros de Finanzas del mundo se reunirán en Tokio esta semana con el fin de intensificar la presión sobre los líderes de Estados Unidos y Europa para resolver dos crecientes amenazas sobre la economía global: el impasse fiscal en Washington y nuevas señales de alerta en la crisis europea.
Durante las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, representantes de los 188 países que son dueños de ambas instituciones multilaterales enviarán el mensaje de que es hora de actuar en un momento en que la economía global registra su menor crecimiento desde el inicio de la crisis financiera hace cuatro años.
Los problemas que aquejan a los 17 miembros de la zona euro y a EE.UU., que en conjunto representan cerca de la mitad de la producción económica mundial, dejan en un segundo plano otros riesgos como la desaceleración de los mercados emergentes y los conflictos políticos en Medio Oriente.
EE.UU. está bajo la amenaza del llamado "abismo fiscal", un paquete de alzas de impuestos y reducciones de gastos equivalentes a 4% del Producto Interno Bruto. Tales medidas entrarán en efecto en 12 semanas a menos que el Congreso y la Casa Blanca los aplacen o lleguen a un acuerdo.
El impasse fiscal, que incluye la necesidad de volver a elevar el nivel máximo que puede alcanzar la deuda de EE.UU., "constituyen claras incertidumbres en el panorama tanto de los inversionistas como de los socios económicos de EE.UU.", indicó Christine Lagarde, la directora gerente del FMI, en una reciente entrevista. Caer en el abismo fiscal "sería muy negativo para la economía estadounidense y para el mundo en general", aseveró.
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Se espera que los funcionarios del gobierno del presidente Barack Obama traten de aliviar las inquietudes de sus contrapartes de otros países al asegurar que el tema fiscal será abordado después de las elecciones del 6 de noviembre. Pero es probable que las negociaciones entre el Congreso y la Casa Blanca evoquen la situación de 2011, cuando las preocupaciones sobre las conversaciones para ampliar el límite de la deuda y la pérdida de EE.UU. de su codiciada calificación triple A que golpearon a los mercados mundiales.
Un alto funcionario del Departamento del Tesoro estadounidense reconoció el viernes la inquietud sobre las negociaciones fiscales, pero sostuvo que el resto de los países concordará con la postura del gobierno de Obama. "Hay un amplio apoyo internacional para el tipo de plan fiscal equilibrado que defiende el presidente Obama", afirmó.
Mientras se acerca el plazo para que EE.UU. eluda el abismo fiscal, la crisis europea ha vuelto a recrudecer.
En ambas situaciones, es improbable que los políticos tomen decisiones difíciles hasta que los mercados los obliguen.
La reciente promesa del Banco Central Europeo ha aliviado las tensiones en las últimas semanas, pero las renovadas dudas sobre la zona euro acapararán la agenda de las reuniones en Tokio.
El FMI tendrá que recabar apoyo entre sus miembros en dos frentes clave: reformar el paquete de rescate griego sin forzar las normas de la institución y hallar una forma de ayudar a España mientras el país evalúa solicitar un rescate.
El FMI ha comprometido más de US$100.000 millones en créditos a miembros de la zona euro, un tercio de los cuales iría a Grecia. El gobierno griego, sin embargo, no ha cumplido las condiciones del rescate una y otra vez mientras su economía se hunde y el resto de Europa se inclina hacia la recesión, arrastrando al resto de la economía mundial.
Algunos países miembros del FMI cuestionan si la entidad cedió demasiado poder a las autoridades europeas. El FMI es un tercio de la "troika" que supervisa los rescates en Europa y muchos de sus llamados se han topado con la oposición de gobiernos de la zona euro.
Una de las críticas, por ejemplo, es que el FMI no ha conseguido revertir el impulso de implementar medidas de austeridad que ahondan las crisis de las economías que están en el ojo del huracán. En lugar de ello, el organismo debe tratar de imponer nuevas ideas y exigir más de Europa a cambio de dinero y su sello de aprobación, opina Arvind Subramanian, del Instituto Peterson de Economía Internacional y ex funcionario del FMI. "¿En qué momento el Fondo dice 'no creo que esto sea viable y vamos a retirarnos'?", pregunta el economista.
El FMI sostiene que ha sido una de las principales voces partidarias de un cambio de rumbo en Europa al fomentar una mayor unión fiscal dentro de la zona euro y la creación de un supervisor centralizado de la banca, entre otras ideas. Tampoco está dispuesto a abandonar a los países que han solicitado su asistencia.
Ahora, el organismo enfrenta preguntas fundamentales sobre cómo intervenir para ayudar a España e Italia bajo el último programa del BCE.
El banco central ha acordado contener el alza en los costos de financiación de los países en aprietos si se someten a la ayuda de los gobiernos europeos y la supervisión de sus programas económicos por parte del FMI.

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