Terroristas subversivos argentinos: el regreso de los muertos vivos....








Lo que sigue fue escrito por Roberto Guitián de la VIª P. del LNM y Bicho Verde (I.M.) de la 92 P. de la ENM
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Amigos, después de mucho tiempo he vuelto a escribir, esta vez motivado por la ofensa efectuada a la Marina de Guerra por el delirante, desvergonzado, ignorante, soberbio y vulgar personaje que detenta el cargo de presidente de la Nación. Conocí muy bien al Capitán Bigliardi y tuve el honor de tratarlo profundamente. Siendo como era un hombre entero, de los que miran de frente, se despreocupaba tal vez demasiado de su propia seguridad, y creo esa actitud hizo más fácil la ejecución de su asesinato por parte de los criminales terroristas Carlos Bettini y Jorge Devoto.

El ascender a Devoto a la jerarquía de Oficial Jefe es una bofetada en el rostro de quienes somos y nos sentimos Oficiales de la Marina de Guerra. Este acto, que contó con la presencia del asesino Bettini, su hemana y viuda de Devoto - secretaria personal de Felipe gonzález -, más las más altas autoridades navales e invitados de otras Fuerzas, constituye un hecho aún más grave que el ascenso del terroista Urien y varios de los integrantes de su banda, del que no debemos olvidarnos y, mucho menos, minimizarlo o considerarlo con liviandad.

La nota de referencia está publicada en la actual edicion web de La Historia Paralela.
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En el día de hoy, en una ceremonia realizada en el Edificio Libertad, se promovió a la jerarquía de Capitán de Corbeta al ex Teniente de Fragata Jorge Devoto. Leídos los considerandos, como ciudadano argentino debo discrepar con la justificación del ascenso de marras, en cuanto el causante - Devoto - habría incurrido en los delitos de traición, complicidad en el planeamiento y ejecución del asesinato de un camarada de armas, y apoyo directo y consciente a las acciones de un grupo de criminales terroristas.

El día 25 de julio de 2007 escribí en La Historia Paralela una reseña de las circunstancias que rodearon el asesinato del señor Capitán de Corbeta (Ret.) Don Jorge Bigliardi. Lo escribí con rabia, desordenadamente, con dolor, reviviendo ese domingo de horror de 1976 cuando recibí un llamado telefónico de la señora esposa del Capitán Bigliardi, quien expresó que éste había salido de casa, que alguien que se identificaba como el Jefe de Policía estaba llamando a su puerta, y que, tal habíamos acordado con su esposo, recurría a mi presencia inmediata. Cuando llegué a su domicilio, el cadáver del Capitán Bigliardi se encontraba en la acera, y, efectivamente, allí estaba, acompañado por su personal, el Jefe de Policía, entonces Coronel Don Ramón Camps.

Estimo que ha quedado fehacientemente establecido que el asesinato del que tratamos fue ejecutado personalmente por un "soldado" de la banda de delincuentes terroristas denominada "montoneros". Complementariamente, surge que el asesino fue secundado por otro individuo quien, por conocimiento personal, "marcaría el blanco", esto es, señalaría a la víctima del atentado criminal. Sin que hasta el momento se haya desmentido, el asesinato ha sido muchas veces atribuído a Carlos Bettini, así como se ha señalado como el cómplice "marcador" a Jorge Devoto, cuñado de Bettini.

Devoto ingresó a la Escuela Naval Militar en 1963, como cadete del Curso Preparatorio. Dado de baja del Instituto como Cadete de 1er. Año a fines de 1964, reingresó en 1966 y se graduó como Guardiamarina en 1969 (los años del llamado "Curso Acelerado"). Por razones personales - nunca explicitadas con otro detalle en su solicitud de retiro - pasó a situación de retiro efectivo en 1973, conservando su estado militar. En aquellos años, el compromiso inicial de servicios para un Oficial era de cinco años a partir de su egreso, caso contrario, debía abonar una indemnización por los gastos ocasionados al Estado durante su capacitación, y perdía su estado militar. Ignoro cuales fueron los motivos que llevaron a Devoto a retirarse, pero sí sé que lo hizo cumplido el tiempo mínimo de cinco años antes mencionado, y no explicitó las causales de su cambio a situación de retiro efectivo.

Por otra parte, al momento de su retiro el país era regido por un gobierno surgido de elecciones libres, jaqueado por el accionar de organizaciones terroristas que asesinaban, robaban, intimidaban, sin restricciones morales de ninguna especie. El deber de un militar exige servir a su Patria en todo momento, más aún cuando, como en ese entonces, el orden social todo es atacado por criminales que pretendían imponer un régimen totalitario marxista. Si, como se determina en los considerandos del decreto de ascenso, se retiró por "discrepancia ideológica" con la orientación del gobierno, es mi opinión que Devoto debió permanecer y cumplir con su deber de Oficial. Si tuvo objeciones de conciencia para servir bajo un gobierno de extracción eleccionaria libre, debió haber pedido su baja, abandonar su jerarquía y estado militar, y, despojado de ataduras, dedicarse a lo que pensaba le era necesario, fuera lo que fuera, aún el terrorismo, si así lo creía.
También pienso que el otorgar una jerarquía militar por decreto se parece notablemente a aquellos ascensos por "mérito revolucionario" otorgados por Irigoyen a los revolucionarios de 1905. Y también - para horror de quienes ahora detentan el poder político - a la vuelta a actividad y ascensos retroactivos otorgados después de la revolución de 1955. Tal vez la comparación les disguste, pero la situación es exactamente igual.
He tratado de expresarme en modo contenido, con términos no agresivos, para expresar mi discrepancia ciudadana con el tan remanido ascenso. Como viejo soldado, considero a los terroristas como el enemigo, pero los traidores son aún peores que aquellos.

Roberto Eduardo Guitián
Ciudadano Argentino

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