Se murio "el furia" : Contador y escribano, ambos de la mano....


La disyuntiva existencial de Nuestra César




Admiración, afecto y temor

Los peores enemigos desparraman la información hipersensible. Relativas a la pasión acumulativa del líder. Al que, además de admirarlo y temerle, lo apreciaban.
Tres sentimientos, admiración, afecto y temor. Distan de trasladarse hacia Nuestra César. Estigmatizada por la altivez, la distancia natural. La frialdad superior que solía mirar al semejante con el desdén de una concesión.
La Heredera, La Familia, se queda con las empresas múltiples, las estancias innumerables, y con las montañas de billetes de 500 euros. Fantasiosamente apretujados en los diversos“Fort Knox” 
La fantasía los imagina, aún, en los sótanos codiciados.
En las bóvedas de banco (Hipotecario) empotradas en sendas casonas de Gallegos o El Calafate (y últimamente en dos departamentos de Puerto Madero).
Entonces no es grave que el entrañable Polo Manzanares, el contador, junto al escribano Albornoz, hijo del “compañero Albornoz”, sean fotografiados por la agencia OPI cuando entran a la casa de la calle Mascarellos (hoy en refacciones porque, para colmo, se levantan los pisos).
Es grave porque cualquier destrozado de Santa Cruz se encuentra en condiciones de sospechar que en esa reunión, el contador y el escribano deben tratar, con Nuestra César, los bienes que se ocultan. Como males. Para diseñar una arquitectura creativa. Para desfilar, decentemente, a través del dibujo de la legalidad.
Serenella Cottani
Corresponsal itinerantepara Jorge Asis Digital

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