EE.UU. “pinchaba” teléfonos de la embajada brasileña
29/08/11
Fue en 2001, antes de una visita de Fernando Henrique Cardoso a Washington.
PorELEONORA GOSMAN
San Pablo. Corresponsal
San Pablo. Corresponsal
La embajada de Brasil en Washington tuvo, en 2001, sus teléfonos “pinchados” por el gobierno estadounidense. Así lo revelan documentos de la época desclasificados por la cancillería brasileña, divulgados ayer públicamente en el site www.transparencia.folha.com.br (del diario Folha de Sao Paulo ). El hecho ocurrió casi al inicio de la presidencia de George W. Bush, pocos días antes de mantener un primer encuentro con el ex jefe de Estado brasileño Fernando Henrique Cardoso, el 30 de marzo de 2001 en el Salón Oval.
El embajador Rubens Barbosa, quien conducía la misión diplomática, informó en un telegrama que los teléfonos habían quedado “mudos” y precisó que luego de una búsqueda minuciosa de las causas se descubrió el acoplamiento “directo” de las líneas de la embajada con el departamento de Defensa estadounidense .
De acuerdo con el relato de Barbosa, hoy diplomático retirado que actúa como asesor en el área empresarial, los teléfonos habían pasado a operar como si fueran “un interno” del Pentágono: “Al digitar el número 0 atendía una telefonista de aquel organismo”.
El embajador llevó el tema al departamento de Estado, liderado por Colin Powell. Pero nadie le dio respuesta. Según medios diplomáticos de Washington, en la era de Bush hijo ese fue un modus operandi frecuente que se aplicaba en prácticamente todos los casos de visitas de jefes de Estado.
Como sea, en los dos últimos años de mandato que Cardoso vivió en simultáneo con los dos primeros de Bush en la Casa Blanca, las relaciones entre Brasil y Estados Unidos distaron de ser óptimas. Así como supo labrar un vínculo amistoso con el demócrata Bill Clinton, la personalidad del sociólogo y ex presidente brasileño no cuajaba con la del republicano. Había, claro, algunas cuestiones de fondo que distanciaban ambos países . El propio Cardoso se había encargado de puntualizar que así como para Bush Estados Unidos estaba primero, para él “Brasil está primero”. Según señaló el historiador Alberto Moniz Bandeira, “por más que el gobierno de Cardoso tuviera el propósito de cooperar con Estados Unidos, no podía dejar de atender los intereses concretos económicos, sociales y políticos de Brasil”.
Una divisoria de aguas histórica entre Brasil y EE.UU. fue el Amazonas. Los documentos publicados ayer muestran la “sensibilidad” del gobierno brasileño frente a acciones norteamericanas que suscitaron recelos respecto del gigantesco espacio selvático amazónico.
En septiembre de 1993, el embajador en Washington Sergio Amaral expresó ante el departamento de Estado la contrariedad del gobierno de Itamar Franco por ejercicios militares realizados en territorio de Guyana, a pocos más de 400 kilómetros de la frontera con Brasil.
Amaral le dijo al entonces secretario de Estado Thomas McNamara que “el aumento de la presencia estadounidense en ejercicios militares en áreas sin ningún peligro a la vista podía dar señales equivocadas, al generar percepción de riesgos en vez de tranquilidad” en la región.
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