Para recortes están los morochos que patrullan las calles de la ciudad.


ARGENTINA | Recortan sus sueldos a la mitad

Los gendarmes argentinos en huelga se sienten los parias de la sociedad

Las familias de los gendarmes protestan. | R.W.
Las familias de los gendarmes protestan. | R.W.
El bombo es un elemento imprescindible en las manifestaciones que se realizan en Argentina. Hay gremios que tienen gente especializada en batir el instrumento que marca el ritmo de las reivindicaciones salariales. En cambio, cualquiera se da cuenta de que los que aporrean el bombo en las manifestaciones del cuerpo de Gendarmería, son unos amateur. No se les puede culpar; es la primera vez en décadas que esa fuerza de seguridad se declara en huelga. Los gendarmes se plegaron a la protesta que iniciaron sus colegas de la Prefectura Naval, contra el decreto que reduce sus sueldos a la mitad.
A modo de ilustración, el suboficial que en septiembre ganaba 6.000 pesos (1.300 dólares), en octubre recibiría 3.000 pesos y ni que hablar de sueldo de la tropa. El decreto en cuestión lleva la firma de la presidenta Cristina Kirchner, quien hace tres meses reconoció públicamente que los rangos medios y bajos de la Gendarmería ganan una miseria. ¿Qué cambió desde entonces? Lo más probable es que el déficit presupuestario haya aumentado al extremo de que fuera necesario recortar, pero no de la nómina de los funcionarios de la Casa Rosada ni de los gerentes de las empresas estatales sino de los proletarios.
En este caso, de los proletarios más vulnerables, puesto que no cuentan con una organización que los defienda. Además, en Argentina los uniformados son los parias de la sociedad. Mucha gente todavía los asocia con los represores de la última dictadura militar.
Fernando, un sargento de 22 años, detesta la comparación. “Yo no había nacido cuando las fuerzas armadas se tomaron el poder (en 1976) y no ingresé en la Gendarmería para andar torturando a mis semejantes. Ser gendarme es una forma de ganarse la vida prestando un servicio a la comunidad. Pero claro, ganarse la vida de esta manera es casi imposiblel”, dice a El Mundo, el agente que por las noches hace guardia en la Villa 31, un barrio pobre en el centro de Buenos Aires. Fernando pertenece a un contingente de 350 hombres que fue traído desde Santiago del Estero, una provincia del norte, para cumplir esa tarea en la capital.
“Pensábamos que sería una buena oportunidad para conocer la famosa ciudad, pero nos alojaron en la base que tiene la Fuerza Aérea en Morón. Ese sitio queda lejos del centro y el transporte está caro, como todo en Buenos Aires. Fíjese que para comer tenemos que hacer una vaquita (colecta)”, cuenta el sargento.
Uno de sus compañeros, el sargento primero Osvaldo, dice no sentirse bien recibido en la gran ciudad. “En la puerta de una discoteca, a los únicos que les pidieron la cédula de identidad fue a nosotros. Seguramente porque somos morochos y hablamos con la tonadita (acento) provinciana. Me habían advertido que los porteños se creen superiores pero no imaginé que tendrían tantos prejuicios. ¿No somos todos argentinos?”, dice Osvaldo, señalando la bandera que ondea en el Edificio del Centinela, sede nacional de la Gendarmería.
Para echar más sal en esas lastimaduras, ciertos grupos kirchneristas como La Cámpora, el movimiento que dirige Máximo Kirchner, el hijo de la presidenta, apuntaron a que los suboficiales en huelga están a sueldo de las “grandes corporaciones” y del grupo periodístico Clarín, la bestia negra del gobierno.
Hasta ahora no han presentado pruebas que convaliden esa acusación. Cabe señalar que en los años que Cristina lleva gobernado al país, los militantes de La Cámpora han llegado a ocupar los cargos más remunerativos de la administración pública, como la dirección de Aerolíneas Argentinas, la compañía aérea más deficitaria de Latinoamérica. Este mes, el gobierno va a desembolsar 240,5 millones de pesos (más de 53 millones de dólares) para cubrir los gastos de la empresa que preside el camporista Mariano Recalde. Pese al déficit presupuestario, sería impensable que la Casa Rosada recorte el subsidio a Aerolíneas y menos el sueldo de su titular, estimado en 35.000 pesos (7.700 dólares). Para recortes están los morochos que patrullan las calles de la ciudad.

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